La liturgia de la palabra para hoy nos convoca con el Evangelio de Juan 18,1-19, 42. Sin embargo, esta noche quiero compartir el pasaje que narra la primera lectura, tomada del libro del profeta Isaías 52, 13-53, 12, la cual, prosigue con el tema del sufrimiento, pero que empieza y culmina ensalzando la prosperidad del Siervo sufriente, como prefiguración de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
En forma de paralelismo el pasaje dice: "He aquí que prosperará mi Siervo, será enaltecido, levantado y ensalzado sobremanera." Posterior, describe como será el aspecto del siervo "no parecía hombre, ni su apariencia era humana.". Entonces, lo detalla: "Desfigurado, sin apariencia ni presencia, despreciado, marginado, hombre doliente y enfermizo, un Don Nadie." ¿Será que algunas veces el mundo con su agresividad y violencia, con sus demandas excesivas, me hace sentir así y en medio de la austeridad y de las carencias materiales y afectivas me siento herido y humillado a semejanza del Siervo sufriente?
En otra riqueza de las citas, el profeta Isaías nos acerca a la profundidad del silencio que observa en el Siervo sufriente: "no abrió la boca...como oveja muda ante los que la trasquilan." ¿En cuántas ocasiones me he sentido obligado en aparentar, explicar, contar y decir cosas que no soy para poder agradar a otros? ¿Para callar el qué dirán y para convencer de todo lo contrario? ¿En qué momentos me he tenido que anular para congraciarme con otro pasando por encima de mi propia dignidad y autenticidad?
Para culminar, ya prontito, conmemoraremos la Pascua de Resurrección ¿Qué Importancia tiene? Hoy viernes santo se actualiza el camino, la verdad y la vida a la que cada uno de nosotros estamos invitados en recorrer, "desde antes que llegáramos al vientre materno", porque Dios permitió tu vida y mi vida para un propósito con sentido. Hoy es un buen día para saber que Jesús se sacrificó porque nos ama como nadie con un amor que es gratuito; no pide trueques, ni transacciones, desde el libre albedrío; quiere darse sin medidas. Hoy viernes santo, el Siervo sufriente quiere ratificarnos que "donde haya aridez en nuestra vida, el Señor resplandecerá". Con la confianza puesta en Dios y hasta, en ocasiones, desde el silencio dejemos a Dios ser Dios. Él nunca se equivoca. "No hay engaño en su boca", porque "Lo que el Señor quiere prosperará por su mano."
Decidámonos, dejemos fuera los miedos. Dios quiere vernos levantados, "como un retoño delante del Él, como raíz de tierra árida" para dar vida a tu vida y en la vida de otros.¿Qué piensas? Como dice la Bailarina de Auscwit en el capítulo primero: "¿Qué tanto cuesta llenar la vida de vida?".
Escrito por la psicóloga Marielisa Pacheco
No hay comentarios:
Publicar un comentario