Hoy arriba Boconó a su 458 aniversario. Cabe ante todo dar gracias a Dios por permitirnos vivir en una ciudad hermosa, habitada mayoritariamente por personas útiles, trabajadoras, creativas, pacíficas, generosas, con una Naturaleza exuberante que nos otorga un clima saludable, producción agropecuaria, ecosistemas boscosos montanos donde abunda variedad de especies vegetales y animales- Abundancia de recursos hídricos y 12 Parroquias en las cuales su conglomerado humano ha dado muestra, a través de los años, de autoabastecerse y mantener culturas propias que les identifican y de las cuales se precian.
Dificultades sobresalientes han agobiado el territorio nacional afectando en demasía el quehacer cotidiano de los poblados del interior del país que sufren en silencio los avatares del destino.
Simultáneamente han aparecido la pandemia Covid 19, la depreciación del bolívar, la escasez de gasolina, gasoil y gas, el cierre de los centros educativos de los distintos niveles, la destrucción acelerada de los ecosistemas boscosos por la extracción de leña, los altos costos de alimentos, medicinas, consultas médicas, el desempleo...se ha recrudecido la emigración a distintos lugares del mundo todo lo cual ha generado el fraccionamiento de la familia, el encierro, la desnutrición, la violencia doméstica, el ocio infecundo, entre otros muchos males.
No obstante, por sobre todas las cosas, sobresalen las virtudes y valores que caracterizan al habitante de Boconó: prudente, callado, sufrido, e ideando mil formas para sobrevivir en medio de tantas congojas.
Rayos de luz siguen iluminando, no obstante, el devenir boconés: una temporada de entrada de invierno moderado ha impedido que se intensifique el período de quemas e incendios forestales y nos ha brindado la frescura, colorido y luminosidad de los árboles en la plenitud generosa de su sombra y de sus frutos; se han iniciado con ímpetu los lapsos de trabajo de la tierra: arado, melga, siembra con ayuda de bueyes o a coa y escardilla se esparcen los granos de granos y sobresalen igualmente quienes lejos de abandonar o descuidar sus predios urbanos o rurales se esmeran para que donde haya monte, se roce, donde haya basuras se recojan y reubiquen en el lugar adecuado, sobran los voluntarios para adecentar espacios recreativos, educativos, religiosos.
Los medios de comunicación por su parte sobrersalen en llenar el espacio con noticias frecuentes y autorizadas, música, orientaciones culinarias...Se han multiplicado los almacenes, pequeñas tienditas de víveres y ofertas de comida a domicilio (delivery)-.
No muere la sonrisa en los rostros de los jóvenes y los mayores y pese a que las circunstancias les han impuesto a muchos de ellos caminar por vías carreteras o caminos vecinales en pendientes abruptas alla van con sus paquetes a cuestas y sobrellevando el cansancio con talante admirable. Valdría la pena instrumentar un cuestionario para que cada quien evalúe las dificultades pero también los mecanismos de supervivencia que ha puesto en juego para sobrevivir con dignidad.
Arriba pues Bconó...brindemos hoy por los valientes que no obstante las dificultades sonríen, auxilian, dan la mano, apuestan por un futuro digno, superan los contratiempos y respiran el aire generoso de esta tierra de gracia que nos cobija y que constituye nuestro refugio y nuestra heredad.
Este año Venezuela tuvo el honor y privilegio de que nuestro Médico de los Pobres Doctor José Gregorio Hernández, quien tuvo raíces boconesas, fuese declarado Beato. Que su espíritu vivifique y aliente a quien se sienta inerme y derrotado.
Hay un mundo mejor para cada ser humano. Imploremos y actuemos. Que se multiplique la tolerancia y la solidaridad entre nuestros coterráneos y que nunca más, nunca más, prospere el mal en nuestra tierra.
Y para subrayarlos les transcribo una bella y elevada oración que una digna mujer boconesa, campesina, nativa de la Loma Isleta, Gregoria Mejía, sembró en mi corazón y en el de sus vecinos: Que baje la Cruz del cielo/ y se acueste sobre mi/ el Señor que murió en ella/ hable y responda por mí...
Lourdes Dubuc de Isea
Cronista de Boconó
30 de mayo de 2021
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